viernes, 10 de junio de 2011

Rezos y letras


                                                      Susa en el colegio
     Empezó mi vida de colegiala mayor  en un colegio de monjas muy cerca de mi casa,  "La Merced" colegio que aún existe como tal, aunque no sé qué pueda quedar  igual después de tanto tiempo.
 Era algo majestuoso para una niña como yo con apenas seis años, con grandes puertas , aulas grandes, enormes escaleras, algunos patios inmensos y monjas, muchas monjas con unos hábitos negros y unas tocas que ocultaban todo menos la cara, pues que se les viera un pelo a una de ellas era tan poco probable como que ahora te toque un viaje al Caribe en una bolsa de patatas fritas, pero había rumores, y mitos:
  -Pues "fulanita" dice que su prima un día vio a Sor Juana sin velo y tiene el pelo rapado.
  -Y mi vecina dice que un día, yendo por la escalera, se le cayó la toca a Sor "menganita"…
La realidad es que yo jamás le vi nada a ninguna de ellas, tampoco tenía interés.
Monjas como Dios manda, de las de antes, de caras, gestos y condición, Ellas decían que  estaban allí por vocación, Dios las había llamado. Nosotras pensábamos, eso si no en voz alta, que las había dejado el novio, o que eran tan feas que ni Dios quería casarse con ellas. 
Y "dominantonas", esa me parece era la característica principal para ser monja.En su casa se quedaban descansando porque ¡como mandaban¡
  Antes, las mujeres nacían  para casarse y la que no, para monja, las solteronas eran como una especie rara, como  que te aguantas, pero siempre con esperanzas de que llegara un día un hombre a salvarte. 

                  Mi amiga Pilar vistiendo el uniforme del colegio.

Mis recuerdos de esa época sí que son realmente en blanco y negro. Nuestros uniformes azul oscuros y con un lacito ridículo en el cuello.
 Miles de niñas siempre en fila, en silencio,  y la monja diciéndonos constantemente:
 –“Las niñas no se  tocan, son como flores , si se tocan se deshojan”
Ya lo creo algunas más cardo borriquero que rosas, ¡pobrecitas¡. 
                                          



Y rezos a todas  horas,  siempre cuando  llegabamos había misa, con  velos negros en la cabeza , el misal, y el rosario, imprescindibles, impensable entrar en una iglesia  sin velo, y sin mangas. Misas eternas en las que el cura oficiaba en latín y de espaldas al feligrés, y  nos sermoneaba constantemente con el castigo divino, el infierno, las llamas, los demonios,todo sucedía  entre las velas que dejaban la iglesia en semipenumbra ,  te quedabas tan abstraída que creías ver  apariciones,  que no eran  otra cosa que hambre ,  había que ir en ayunas, no se podía comulgar habiendo comido.

                                                       Niñas con velo y misal

Parecíamos ánimas en pena, pero ¡ si no nos daba tiempo de pecar, nos pasábamos el día en la Iglesia, Nos confesábamos todos los días, algunas veces tenias que inventarte los pecados, intentar ser más mala, aunque siempre era lo mismo.
   - Ave María ¡purísima!
   -Sin pecado concebida, te contestaba el cura
Y entonces como una escopeta soltabas la retahíla:
  - Padre me acuso de  que he contestado  a mi madre, he pegado a mi hermana ( que a lo mejor se lo merecía) , y no sé que más.Teníamos un librito, como un catálogo de pecados, tu leías y escogías el que más te iba gustando, para ayudar a hacer el exámen de conciencia, le decían.
 Total, el cura te  echaba una regañina:
“La Virgen se enfada y se pone triste por tus pecados” ( ¡ toma ya, ahora  tú tenias la culpa de todo! , y hala; dos padrenuestros y un avemaría, y te ibas al banco de rodilla ( importante la postura) la cara entre las manos, aunque dejaras alguna rendija para  ver entre ellos, pero eso daba una buena imagen de niña piadosa, y no aburrirte demasiado.
Recuerdo  una ocasión en que me olvidé de rezar por las mañanas y alguna monja contó una historia de una niña que para acordarse de rezar tenía un método infalible, escondía uno de sus zapatos y a la mañana siguiente  al no encontrarlo, recordaría los rezos,¡ ya lo creo y las voces de tu madre. Por haberlo perdido!
  - ¡Eres tonta, pero dónde has metido el dichoso zapato! Así que yo me iba al colegio, no sé si rezada, pero "reñida" seguro.
De esa época recuerdo pocos nombres, había una monjita, la mejo,r en la portería, afable ,cariñosa, a la que nadie parecía darle mucha importancia, y la hermana.  superiora, a la que todas temíamos , aunque realmente era más normalita y menos severa que muchas.
Nombres no recuerdo más que el de Sor María, la que llevaba el coro, pesadísima, nos quería convertir en "las niñas cantoras de Viena" , y se afanaba en ello , otra cosa es que lo lograra.
Repetía constantemente con un gesto de la mano..
– La boca así... y hacia una O con los dedos.

                                   La Rondalla ( Susa, primera fila, segunda por la izquierda)
  
  Yo pertenecía a una Rondalla, tocaba la bandurria, ¡ vamos¡ eso se le habría ocurrido a mi madre, , lo vería más femenino para mi, así que bandurria y púa en mano, me afanaba en ello, pero, bueno, yo más que tocar hacia bulto, era la más pequeña del grupo y mis habilidades digitales no daban para tanto.
Teníamos  un profesor Don José Guzmán, gordo, que  se sentaba con las piernas abiertas y su barriga le rebosaba hasta la silla; y fumaba constantemente puros que producían un hedor insoportable.Tocábamos algo muy de la época…" El Sitio de Zaragoza" (Cristobal Oudrid)
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EL SITIO DE ZARAGOZA (Cristóbal Oudrid)

En el colegio en esa época había "internas", niñas que vivían permanentemente  allí. Había dos clases de "internas", las de "pago" y las de "no pago", así las llamaban, con dormitorios, comedores,  comidas, patios y actividades diferentes. Eso es algo que jamás olvidare. Las de "no pago"  limpiaban el colegio, recuerdo algunas arrodilladas con un frío terrible  y esos enormes suelos, una crueldad que nunca he perdonado dentro de mis recuerdos, Una de ellas, Luisita, que era huérfana, y no muy normal,  se orinaba en la cama,  y un día la castigaron con la sábana por encima ala vista de todo el mundo., Esas cosas van quedándote cosidas en el alma.
Mis primeras amigas surgieron de ese colegio, Ana Mari, Pili, Patrito, Vicky, Susana,Margarita, Loli,  y muchas cuyos muchos nombres no  recuerdo, hasta los trece años que estuve en ese colegio, fueron parte de mi vida, luego a algunas no las vi más, a otras las sigo viendo de vez en cuando por la calle y nos hablamos con cariño, se hacen lazos  indisolubles en esa etapa. Éramos niñas simples sencillas, inocentes, demasiado inocentes, aunque todo el tiempo querían hacernos ver que éramos pecadoras, merecedoras del castigo divino, las causante del sufrimiento del Señor.
Nos educaban para señoras, los estudios en esa época en una mujer eran un entretenimiento mientras que llegaba tu príncipe azul a rescatarte, y llevarte al altar"blanca y radiante" como la canción.
S.M.

La Foto de las niñas con velo son tomadas del blog  http://miradadepueblana.blogspot.com/

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